Seguimos teniendo muy claro cuál
es nuestra razón de ser, cual es nuestro principal objetivo que no es otro que
servir a los ciudadanos de Vinaròs transmitiendo sus quejas, sus
reivindicaciones y sus sugerencias en el ámbito local a la Administración
pertinente que suele ser nuestro Ayuntamiento. Seguimos los cauces establecidos
para conseguir la mayoría de las veces, sin publicidad ni estridencias, lo que nos demandan los vecinos, pero tampoco
dejamos de lado la crítica constructiva que es otro trabajo de colaboración con
las administraciones.
Pero de ahí, a enfrentarnos sin
más con el Ayuntamiento, sea del color que sea, no forma parte de nuestro
ideario ni podemos comprender a otra asociación de vecinos que afirma
taxativamente: “… no ens creiem res del
que diuen ..” refiriéndose al equipo
de gobierno del PP.
No nos parece lógica la rabieta
de “Migjorn” contra el equipo de
gobierno actual excusándose en el retraso de proyectos que están siguiendo su
curso y que como en el tema de los espigones o la playa del fortí, ni Migjorn
ni el PSOE-PVI fueron capaces de que se llevaran a cabo, como otros también
olvidados como la pasarela en el Cervol o la adecuación medioambiental de Sol
de Riu.
Y no digamos la postura, cuanto
menos ambigua, de la asociación con 40 años de historia, en el asunto del paseo
marítimo o del proyecto castor, que sólo detecta irregularidades si con ello no
se destapan intereses manifiestos de alguno de sus miembros.
Ante la alerta desatada por los
primeros movimientos sísmicos en el entorno del almacén submarino de gas
Castor, resultaron lamentables los pronunciamientos de cierto trabajador
vinarocense de esta empresa que, en las redes sociales, llegó hasta burlarse de
quienes manifestaron su preocupación y hasta se atrevió a ilustrar la causa de
los terremotos con una viñeta de separación de Cataluña del mapa de España.
Lamentable que Migjorn no censurara en su momento tal desatino.
La plataforma Castor a día de hoy
sigue paralizada y a la espera de que el Ministerio de Industria tome una
decisión sobre el cierre definitivo o la reapertura de una infraestructura que
ha costado 1.700 millones de euros. Nosotros no queremos ninguna instalación,
sea la que sea, que no se garantice la
seguridad de la población y mucho menos cuando ya se afirma que ni siquiera es
necesaria.
El presidente de Escal UGS,
Recaredo del Potro, reconoció por fin ante el Consell Valencià de Cultura, lo
que era evidente, que la inyección de gas en la plataforma marina forzó la crisis sísmica que produjo mas de 500
miniterremotos. Por su parte Florentino, en declaraciones televisivas, nos
faltó recientemente al respeto a todos los vinarocenses al asegurar que no ha
pasado nada y todo resultó una exageranción y reconocer también que en tiempos
de crisis como los actuales, una instalación como el Castor ya no tiene
sentido.
Setmanari Vinaròs. 15 de marzo de 2014.