viernes, 31 de enero de 2014

Cuando los partidos de la oposición quedan en ridículo

A la vista de los comunicados, comparecencias televisivas y escritos en este “diariet”, observamos que poco les importa, ni al PSOE, ni a Esquerra Republicana y ni siquiera al sr. Moliner del Bloc, quedar en ridículo al volcarse en criticar al equipo de gobierno y darse cuenta después que se han lanzado a una piscina sin agua. Les da igual, y especialmente el PSPV-PSOE sigue la estrategia aquella de que “calumnia que algo queda”, en esta ocasión se trata más bien de querer convulsionar a la sociedad vinarocense con promulgas embaucadoras y engañosas para erosionar al equipo de gobierno del PP, en la propia línea del sr. Rubalcaba que anuncia va a utilizar todos los medios para parar a la derecha y no va a esperar a las próximas elecciones para hacerlo.
Frente a esta amenaza y tanto desvarío, afortunadamente, el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Vinaròs, -compuesto íntegramente por concejales populares- ha actuado con la responsabilidad exigible a quienes tienen la obligación de gobernar para todos y de no saltarse la ley a la torera, como pedían los socialistas, poniendo en evidencia una vez más, tal como destacaba el portavoz popular Lluis Gandía, la doble moral socialista,  en un intento desesperado por enredar y desgastar la labor de quienes toman las medidas necesarias de acuerdo con la ley para garantizar y fortalecer las fiestas y tradiciones locales, asegurando también la conservación del patrimonio forestal.
No nos duelen prendas reconocer que apoyamos las medidas adoptadas, sin preocuparnos de como lo puedan interpretar quienes solo se fijan y se rien de los tropezones ajenos sin aportar soluciones.
Pensamos que deben reflexionar quienes propician este juego tan peligroso de alentar con sus  actitudes y sus  declaraciones el enfrentamiento entre la ciudadanía. Consideramos, y nunca mejor dicho, que el que juega con fuego, al final acaba quemándose.... y el refranero español es sabio.

Lo que empieza por una declaración pasa a la denuncia; la denuncia incomprensible como el asunto de los vertidos en “les Capsaes”. Una denuncia hacia los propios intereses municipales, de todos y cada uno de nosotros, una denuncia con toda la mayor impudicia y que demuestra que no se está para solucionar nada y colaborar sino para entorpecer y fastidiar. Resulta incomprensible que incluso se jacten de insistir e insistir, no para arreglar nada,  no para preparar ningún camino nuevo, sino tan solo para desviar la atención de otras investigaciones que les atañen directamente y de las que temen sus futuras consecuencias o para  ocultar las buenas noticias económicas que anuncian que salimos de la recesión.

Setmanari Vinaròs. 25 de enero de 2014